El cáncer colorectal o cáncer de colon es aquel que inicia en el colon (también conocido como intestino grueso) o en el recto.
El colon es la parte final del tubo digestivo, se encarga de absorber agua y sal del bolo alimenticio que llega del intestino delgado.
La mayoría de los tumores colorectales inician como un crecimiento de la capa interna del colon o el recto. Estos crecimientos se llaman pólipos.
Algunos tipos de pólipos pueden progresar a cáncer con el paso del tiempo, esto depende del tipo de pólipo que sea:
Pólipo adenomatoso (adenomas): pueden evolucionar a cáncer.
Hay 3 tipos: tubulares, vellosos y tubulovellosos.
Pólipo hiperplásico e inflamatorio:en general no son pre-cancerosos. Si son grandes (mayores a 1cm) podría requerirse un screening con colonoscopía más frecuente.
Pólipos sésiles serrados: tienen riesgo de progresar a cáncer.
De igual forma existen otros factores de riesgo para que un pólipo pueda progresar a cáncer, como el tamaño (mayores a 1cm), la cantidad de pólipos encontrados (más de 3 pólipos) o la presencia de displasia reportada después de remover el pólipo.
Se han encontrado varios factores que podrían incrementar el riesgo de desarrollar un cáncer de colon.
Algunas mutaciones hereditarias incrementan el riesgo de padecer cáncer de colon. Estos síndromes genéticos son la poliposis adenomatosa familiar, el síndrome de Lynch y el síndrome de Peutz-Jeghers. Sin embargo, estos son la minoría de los casos. En la mayoría de los casos, las mutaciones no son hereditarias, sino que se adquieren a lo largo de la vida, desencadenadas por ciertos factores de riesgo.
Algunos de estos factores de riesgo son evitables o modificables, como tener obesidad o sobrepeso, ser sedentario, algunos tipos de dietas (altas en carnes rojas y carnes procesadas) o consumir alcohol o tabaco. Sin embargo, otros factores no se pueden cambiar, como la edad, la historia familiar de cáncer de colon o pólipos adenomatosos o la historia de enfermedad inflamatoria intestinal.
El antecedente familiar de cáncer de colon en familiares de primer grado se puede asociar con presentación más temprana de la enfermedad. Por esta razón es importante conocer los antecedentes de cáncer de colon en tu familia, ya que de eso dependerá si se requiere iniciar el screening con colonoscopía a menor edad. Consulta a tu médico si tienes antecedentes de cáncer de colon en tu familia cercana (hermanos, padres e hijos).
El cáncer colorectal es el tercer cáncer más diagnosticado en hombres y mujeres. El riesgo de padecerlo a lo largo de la vida es de alrededor de 1 en cada 23 en hombres y 1 en cada 25 en mujeres.
La tasa de diagnóstico de este tumor ha disminuido desde los 80s por el inicio del screening, lo que permite encontrarlos en etapas pre-cancerígenas y tratarlo a tiempo. Sin embargo, en México muy poca gente conoce la importancia del screening de cáncer de colon.
El cáncer de colon puede no ocasionar síntomas de forma inicial, sin embargo, en el caso de que ocurran síntomas podrían ser uno o más de los siguientes:
Cambio en el hábito de evacuaciones, como diarrea, constipación o adelgazamiento de las evacuaciones
Sensación de querer evacuar sin lograrlo
Sangrado rectal
Sangre en las evacuaciones
Dolor abdominal
Debilidad y fatiga
Pérdida de peso no intencionada
Hallazgo de anemia en laboratorios
Es importante saber que estos síntomas son muy inespecíficos y pueden presentarse en muchos padecimientos diferentes al cáncer de colon, sin embargo, si presentas uno de ellos es importante acudir con tu médico.
Ya que el cáncer de colon, como la mayoría de los tumores, es asintomático en las etapas iniciales, es importante realizarse pruebas de screening de forma frecuente. El screening puede ayudar a encontrar el cáncer colorectal de forma temprana, cuando es pequeño y está en una etapa resecable. De igual forma el screening puede ayudar a prevenir el cáncer de colon, ya que se pueden encontrar pólipos en etapas tempranas. Los pólipos pueden tardar hasta 10 a 15 años en convertirse en cáncer.
Las pruebas de screening de cáncer de colon pueden ser de dos tipos:
Pruebas en heces: Estas pruebas buscan datos iniciales de cáncer en las heces. La prueba más utilizada en heces es el test inmunoquímico fecal (FIT), la cual busca sangre oculta en las heces. Esta prueba tiene varias ventajas sobre una prueba de sangre oculta en heces (o prueba de Guayaco), ya que tiene menos tasas de falsos positivos o falsos negativos y no requiere restricción de ciertos alimentos o fármacos antes de realizarla. El FIT se debe realizar de forma anual y, en el caso de resultar positivo, se debe realizar una colonoscopía. Si quieres saber más acerca del FIT haz clic
aquí.
Pruebas visuales o estructurales: Estas pruebas buscan visualizar de forma directa toda la mucosa del colon y de esa forma buscar lesiones cancerígenas o pre-cancerígenas (pólipos). El estudio de elección es la colonoscopía, ya que visualiza el colon en su totalidad. La colonoscopía se debe realizar cada 10 años. Esta frecuencia puede cambiar si hay algún estudio previo que demuestre la presencia de pólipos o si tienes antecedentes familiares de cáncer de colon, por lo que si es este el caso debes acudir con tu médico. Si quieres saber más acerca de la colonoscopía haz clic aquí.
Hay factores de riesgo de cáncer de colon que no podemos cambiar, como la historia familiar o la edad. Desgraciadamente estos factores no modificables son los que más impacto tienen en la aparición de cáncer de colon. Sin embargo, hay algunos factores que puedes modificar para disminuir tu riesgo, como son la obesidad y el sobrepeso, el sedentarismo, algunas dietas altas en carnes rojas o carnes procesadas y el consumo de tabaco y alcohol.